El Icono
“Una ventana al cielo”
¿Qué es un Icono?
La palabra Icono – del griego “eikon” que significa
imagen – se entendió en el ámbito de la antigua Bizancio, toda representación
de Cristo, la Virgen
y los santos. La expresión icono designa principalmente la imagen religiosa de
La Iglesia cristiana oriental, griega y sobre todo rusa, imagen a menudo
portátil, de género sacro, realizado sobre tabla de madera con una técnica
peculiar y siguiendo una tradición transmitida a lo largo de siglos.
Los Iconos tienen una participación fundamental en la
divina liturgia. Según para qué o en dónde se utilicen, es su significado. Se
ponen en las paredes de los templos, se usan para diversas procesiones. Y lo
más importante, los iconos conectan a los fieles con la oración.
Los Iconos son, entre todas las clases de pintura
bizantina, los más estrechamente relacionados con el culto. La relación de los
fieles con estos Iconos es directa porque no sólo es visual sino que existe un
contacto corporal al besar los Iconos para honrarlos y reverenciarlos. Y es el
importante papel que tienen en el culto, el que determinó la forma estética, el
estilo y la técnica.
Un Icono no es arte religioso decorativo. Su fin no es
el de decorar el salón de una casa ni simplemente el de embellecer algún
templo. Su fin, en cambio, es el de revelar y proclamar la Palabra de Dios, Su
Verdad Divina; ser medio de comunión del creyente para con Dios. El Icono es
una unidad artística, espiritual y litúrgica, que no puede ser separada de la
fe, oración y vida litúrgica de la Iglesia. El Icono pretende anunciar el Reino
aquí y ahora, y hacerlo presente. El Icono es "sobre todo un testigo
incontrovertible de la Encarnación
Iconodulia v/s Iconoclastía
A lo largo de la historia se han elaborado diversas
teorías en torno a los Iconos, algunas que están, en contra de la existencia y
veneración de los Iconos, y otras que no sólo están a favor, sino que argumentan que son una parte fundamental para la vida
religiosa del ser humano, en especial para la Iglesia Ortodoxa. Así la teoría
que está en contra de la imaginería religiosa, recibe el nombre de Iconoclastía. La que está a favor es la
teoría de la Iconodulia.
La iconoclastía se fundamenta principalmente en la
siguiente cita bíblica: “No te harás imagen de escultura ni de figura alguna de
cuanto hay arriba, en los cielos, ni abajo, sobre la tierra, ni de cuanto hay
en las aguas abajo de la tierra. No las adorarás ni les darás culto, porque yo,
Yahvé, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en
los hijos hasta la tercera y la cuarta generación de los que me aborrecen, y
hago misericordia por mil generaciones a los que me aman y guardan mis
mandamientos”. (Dt 5, 8-10)
Cuando apareció el movimiento iconoclasta en el
imperio bizantino, fue necesario analizar la iconografía para debatirlo.
Entonces se convocó al II segundo concilio de Nicea. “En este II concilio de
Nicea se estipulaba lo siguiente: “De modo semejante a la imagen de la preciosa
y vivificante cruz han de exponerse las sagradas y santas imágenes, tanto las
pintadas como las de mosaico y de otra materia convenientemente, en las santas
iglesias de Dios, en los sagrados vasos y ornamentos, en las paredes y cuadros,
en las casas y caminos, las de nuestro Señor y Dios Salvador Jesucristo, de la
inmaculada Señora Nuestra, la santa Madre de Dios, de los preciosos ángeles y
de todos los varones santos y venerables>. Y se definía con exactitud que se
debía <tributarles el saludo y la adoración de honor, no ciertamente la
latría verdadera que, según nuestra fe, sólo conviene a la naturaleza
divina>.”
Fundamento Teológico del Icono
En el cristianismo la imaginería religiosa tiene un
fundamento veterotestamentario el cual aparece en la siguiente cita bíblica: “En
el arca pondrás el Testimonio que yo te daré. Le harás una cubierta, el lugar
del Perdón, de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho.
Asimismo, harás dos querubines de oro macizo, y los pondrás en las extremidades
de la cubierta.” (Éxodo 25 16-19).
También hay un fundamento neotestamentario, su gran
fundamento es la encarnación de Jesús Cristo y frente a la prohibición bíblica
de no hacer imagen de Dios, la imaginería se defiende postulando que al ser
Dios encarnado en Jesús y éste visible, ya no hay sentido de tal prohibición. Y
si la humanidad necesitó de la encarnación es porque necesita de lo material,
de lo corpóreo, y perfectamente podría necesitar la imaginería para fortalecer
su fe.
Un segundo fundamento neotestamentario es el de la
Transfiguración. El icono no busca hacer una representación física de la
persona pintada en él. No es un retrato, sino que quiere mostrar la vida transfigurada
de la persona, su vida como ha llegado a ser iluminada por Dios, con la luz del
Tabor, la luz de la Transfiguración de Cristo.
También relacionada con el Icono se encuentra la
teología bíblica del nombre. Dios está presente en Su Nombre. Su Nombre, se
puede decir, es su Icono verbal. En el rito de la bendición de un Icono, el
hecho de Nombrar el Icono es significativo. "El ritual del Icono lo
identifica con su propia realidad de semejanza, con el Nombre dibujado"
Otro fundamento teológico, es el de presencia y
encuentro. "Lo que el Evangelio nos dice a través de la palabra, el Icono
nos lo anuncia a través de los colores y nos lo hace presente" (Concilio
de 860). Hay una presencia de Dios en el icono por encuentro orante.
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